Teocidio, genocidio, suicidio
Se quiebra entre sollozos,
vaso de barro antiguo,
aquel creciente fértil abonado
con la sangre
de mil generaciones;
se suceden los pueblos elegidos,
los dioses verdaderos,
Baal, Yahveh, Elohim, Alá,
y el arco de Nemrod,
otra vez tenso,
dispara entre los ojos
de cada omnipotencia.
Conquistadores, Daríos, Alejandros,
exilios, éxodos, teofanías,
en Jericó resuenan las trompetas
cae Nínive cada vez que amanece,
y desde Gilgamesh
a esta misma mañana
carne inocente
revela la impostura:
no hay más que una tierra prometida,
la que espera
al fondo de la tumba.
Mayte Sánchez Sempere
http://vacaciones-en-nunca-jamas.blogspot.com/
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