28.4.16

Aprendernos.
Tocarnos.
Reírnos.
Disfrutarnos.
Cuando el infinitivo
busca ser infinito
se reflexiona recíproco.

Simplemente abrazada

Y atreverme a hablar,
a no tragarme las lágrimas.
Ser capaz de contar
esas cosas de las que no hablo.
Darles voz sería convertir los monstruos
en reales
sacarles del oscuro estómago
donde se han hecho fuertes,
invitarles a invadir
ese mundo que protejo.
Esos abrazos
que no quiero que conozcan,
para que no huyan.

25.4.16

Me gusta reencontrarme
con la lectora que fui.
Me reconozco en algunos dobleces de poemas,
en las marcas viejas de libros manoseados.
A veces, no me encuentro
-me rechazo-
y yo,
que sigo creyendo que siempre
he sido esto mismo,
interrogo al poema
para que confiese
por qué ha cambiado.

23.4.16

Yo no quiero un amor perfecto,
sino uno de carcajadas.
No quiero aburrirme
en la perfección del otro.
No quiero ser protegida,
no quiero macho alfa
sino compañero,
quiero dormirme en unos brazos
cobijados por tu sonrisa.
Quiero reír ante lo bueno
y lo desastroso.
Esa primera sonrisa de buenos días,
la que no ha despertado aún
y mataría por un café.
Quiero poder ser débil
y que tú también lo seas.
Quiero esa risa que acaba en beso,
ésa que resuena en la memoria.
Quiero un amor de discusiones entre iguales.
Quiero un amor del pueda decir cuando acabe
'lo pasamos riendo'.

11.4.16

Esta noche quiero ser
de esas mujeres
que te dejan sin habla
nada más verlas:
de paso seguro.
No por nada
ni por siempre.
Sólo por hoy
y porque sí.
Por no avergonzarme de mi tripa,
de si es mucho o poco el escote que llevo
de si mi andar, o mis palabras,
deberían mostrarse de otra manera.
Sólo por eso
y por nada.
Algunos días quiero ser
de esas mujeres
que son escuchadas,
que alzan su voz,
que no se acobardan
ante un grito,
ante un "tú no sabes de eso",
que no sienten miedo
a quedar en ridículo.
No por nada,
sólo por mí.

8.4.16

Hablarte de todas las contradicciones
sólo por recordarlas,
y me dejé alguna en el tintero.
Arriesgarnos por el placer
de mordernos.
El miedo resbala
junto al abrazo.

6.4.16

SinSentido

Las perdí.
O mejor dicho, alteré su lógico orden
hasta que nada tuvo sentido.
Mejor dicho,
alteré su hegemónico orden,
tan dominante que no ubico alternativa.
Alternativa, quiero decir,
a cada circunstancia
en el día a día.
O no. Alternativa a todo el completo,
pero dando respuesta concreta
a cada consecuencia.
Da igual,
el hecho es que las perdí.
Perdí a la vez
la valentía, los principios
-que en esta ocasión son lo mismo-
y las lágrimas.
La norma me enseñó
que lo correcto era llorar,
debí haber reaccionado antes.
No hice nada.
Sencillamente cobardía,
pero no alivio.
O al revés,
no lo tengo muy claro.
Me siento mal y bien.
Mejor dicho,
me siento mal por sentirme bien,
por no estar hecha una mierda,
por sentir la sonrisa
en abrazos oscuros.
La correcto sería estar mal
y sé que tendré que explicarme,
justificarme.
Sé que no debería hacerlo.
Y sé que lo haré.
Quizá, ya lo haya hecho.



1.4.16

El Informe Pisa no recoge quién ganó la guerra.
Víctor Reloba 
 
 
Nacimos con el dictador ya muerto
y sus herederos en pie de tribuna.
Nacimos con eso que llamaron democracia. 
Pudieron haberlo llamado de cualquier otra manera,
les gustó ese nombre.
En el cole nos explicaron
cómo funciona el mundo
y por qué sólo así. 
Nos enseñaron
a no pensar de ningún otro modo,
a llamar padres de la patria
a quienes encarcelaron a nuestros padres,
a no preguntar por nuestras madres.
A no preguntarnos por la cuneta donde resiste la libertad.
Nos metieron el dogma del esfuerzo
para creernos mejor que el inferior.
Nos examinan
por los huesos del cuerpo humano,
para ocultarnos el esqueleto;
las provincias españolas
por obra de los reyes católicos:
aquí no hay pueblo que valga.
Entre sujeto y predicado no se escribe coma,
el punto le escribiremos 
quienes perdimos la guerra.