Mi padre hacía trampas al jugar al fútbol: corría con sus dos
muletas y usaba su pierna mala para golpear al balón. Mi padre,
indudablemente para la niña pequeña que yo fui, hacía trampas al
jugar al fútbol.
Hoy, el padre que
hacía trampas en el fútbol ha ganado. También ha ganado el
periodista al que convocaban escaleras arriba o escaleras abajo. El
vecino al que de vez en cuando le quitan alguna plaza reservada para
aparcar. El que tiene que preguntar antes de ir a cada restaurante si
es accesible o incumple la ley.
Mi abuela también
ha ganado. La mujer que escaleras arriba y escaleras abajo se
preguntaba, hace mucho tiempo, cómo se valdría su hijo sin ella.
Hoy mi abuela estaría insultando frente a la tele, ¿tú te crees
que hay derecho?, me diría contra aquellos que hoy han votado para
que mi padre siguiera perdiendo. Y mi abuela tenía un perdón muy
difícil.