6.2.21

Lo posible y lo necesario

 

Marcelino, despierta. Nada, que te echamos de menos. Avisa a Josefina, que andamos también huérfanos de ella. Pero no le digas que se asome a este vacío que hoy llamamos realidad. Tantas escaleras arriba y abajo, tantos paseos de la casa a la cárcel, como si en aquellos años la diferencia fuera algo más que unos altos muros. Tantos delitos cuando delinquir era la única manera de ser honestas. Tanta lucha que fue semilla. No, mejor no la despiertes. Descansad. Descansad juntos, que pocos se lo han ganado más. Aquí quedamos, huérfanas.

7.1.21

 
Estaba friendo croquetas
y no acababa la noche de lanzarse a nevar.
En otro punto del globo
el cielo no era nocturno aún
aunque el Capitolio se oscurecía.
Sí, una leve sonrisa
por lo que llamaremos justicia poética,
y Galeano nos guiñó un ojo desde la lejanía.
Un poco asustados.
Mientras freía croquetas
otros cogían apuntes:
quieren oscurecernos.
También ellos están precalentando el aceite,
no les falta ayuda.
No fue hasta la mañana del día siguiente
que comenzó a nevar.