Vengo al bar a emborracharme
y leer poesía, buena o mala,
¿qué más dará?
Traigo el bolso con actas,
documentación, estatutos
y la convocatoria del pleno.
El resto de la semana de reunión en reunión
sigo emborrachándome.
Entre discurso y discurso
-los consejeros tienen más ego que los poetas-
me paso el tiempo intentado versos.
Como los escritores, pasamos el tiempo hablando
de lo divino y lo humano.
Pero no logro hallar los poemas
hegemonía del mercado,
pauperización de la clase,
crisis del capitalismo.
Con estas sandeces
¡a ver quien es la guapa que lo consigue!
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