Con mentiras en alto
hubo quien se escondió bajo sus butacas
y asintieron.
El me miró desde arriba
y desde abajo me revolcaron las olas,
permaneciendo en pie
con mi carita de niña inocente.
Se caen las máscaras
y disfruto viendo vuestra dentadura
cariada.
Ya no hay sonrisa
que me abrace desde arriba.
Continuo gritando que contra mí
no se juega.
Lo que no saben los fantasmas
es que yo sólo abandono una lucha
cuando gano.
2 comentarios :
El único momento en que dejar de luchar vale la pena.
Un saludo
Valiente descansa en la sombra que vendrá el momento.
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