Todas somos putas del pueblo,
así que no te rías por ver a esa en bragas.
Aquí no se libra nadie:
también tú tienes un chulo que te ordena
cuándo trabajar, qué hacer
y se lleva una parte de tus ganancias.
Si no de qué el Sr. Ortega, por poner un ejemplo,
se hizo tan rico.
A ti no te duele el coño
al llegar a tu casa,
pero sí los ojos de tanto tiempo atentos,
las manos dañadas de trapos y agujas,
la espalda de inclinarte a la costura.
Todas somos putas
pero tú,
por no ir en bragas,
no le importas a nadie.
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