A la Memoria Histórica.
La tormenta, que no entiende de bandos,
ha puesto a la intemperie las masacres.
Y como siempre, después, los asesinos
regresan a borrar las huellas de la infamia
con sus miradas turbias
y el fusil al hombro cargado de desprecio.
No les arredra ver que el hambre de la tierra
devoró su carne, les dejó desnudos
y sólo les arropa en el frío de la noche
el llanto enmudecido que mascan sus familias.
Están cerca. Crepita el odio en las antorchas.
Vienen con los bigotes en ristre y el Alzheimer.
Ni después de muertos dejan dormir a los vencidos.
Luismi Rodrigo.
Os regalo este poema de un amigo, que lo disfrutéis.
1 comentario :
es un buen regalo. gracias
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