Me he tatuado
la palabra poesía en mi cuerpo
y aún no conozco muy bien las razones.
Sospecho las causas.
La poesía es mi oficio,
aunque me apasionen otras labores,
me gane la vida de otra manera
y el tiempo me lo roben otras causas.
Además, la poesía,
la mala poesía que escribo,
la que nunca será publicada,
es la causa por la que no me vuelvo loca.
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