Cuando crearon a dios
a su imagen y semejanza
sólo intervinieron hombres.
En el falso origen de la humanidad
no hubo mujer que mintiera como ellos.
Sólo quien todo lo tiene
inventaría una historia tan terrible,
de miedo y obediencia,
de sumisión al poderoso, que son ellos.
Nos quisieron arrebatar las letras
para ocultarnos sus engaños.
Una vez que perdimos el miedo a las represalias
de sus falsos dioses,
se dejaron de representantes.
Ya no temeríamos al dios de los poderosos
sino a los poderosos mismos,
ellos serían la ley y el miedo.
Hemos matado tantos dioses
que perdimos el miedo
a ser mujeres.
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