No quiero estar en un gran país
cuando la grandeza
la miden en hambre.
No quiero estar donde tú
no estás conmigo
y ambas estamos solas.
Un país donde la democracia
no se evoque
sino que sea trabajada día a día.
Un país donde estamos
las que queremos estar,
nadie permanece obligado
y tiene que irse.
Donde la justicia se mide en hospitales
y no en hostias
policiales o eclesiásticas.
Donde nadie utiliza nuestro útero
para encarcelarnos.
Donde la risa es asignatura obligatoria
en las escuelas.
Y sé que este nuevo país existe
porque no sólo está en mi cabeza,
también está en la tuya.
1 comentario :
Ese debe ser el país de cuento de nunca acabar
si no se acaba de cuajó con las espinas que lo laceran día a día sus (im)propios gobernadores mangoneadores
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