Me quedan un par de siempres
en la chistera
de los trucos manidos.
Los ases que guardo en los rotos del abrigo
perdieron su valor
tras la última apuesta
y valen menos que el cartón
que les dibuja.
Me enseñaron a mentir
y a hacer trampas:
no logro ni engañarme
a mí misma.
1 comentario :
Difícil poema, Leire. Casi tan difícil como engañarse a uno mismo.
Pero me gusta leerte, incluso, como soy masoca, leer tu poema cinco veces seguidas para penetrarlo.
Un besazo.
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