Ya no recuerdo cuántos niños muertos
caben en mi vientre.
Todos los que he imaginado contigo.
Hemos tenido chiquillas,
amueblado la casa de los sueños
en el ikea.
Hemos discutido.
Sí, también he soñado discusiones
tras las que nos reconciliábamos
de mil maneras
que, por pudor,
no relataré aquí.
He oído tu voz diciéndome te quiero,
buenos días preciosa,
tu risa.
Pero soy tan buena actriz
que tú, de esto,
no sabes nada.
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