19.5.10

Puñaladas traperas a los hambrientos

Hace menos de una semana el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, decidió romper consigo mismo y renunciar a todas sus proclamas irrenunciables. Presentó su plan para luchar contra el déficit de la economía española, arremetiendo contra los que nunca iba a dejar tirados: pensionistas, dependientes, funcionarios y cooperantes que luchan contra el hambre en el mundo. A estos colectivos, insultados por los que se consideran campeones de la lucha por los derechos sociales, se les congelará el salario, se les bajará la mensualidad que reciben por trabajar para las distintas administraciones, se les impedirá recibir con retroactividad sus ayudas y se les dejará morir, poco a poco, porque la ayudas al desarrollo llegarán tarde, mal y nunca.

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